RAMON CARRILLO (1906-1956)

Extractos de Grupo de Gestión de Políticas de Estado en Ciencia y Tecnología

Se está debatiendo en el Senado de la Nación un proyecto acerca de la Producción Pública de Medicamentos. En función de ello, surge este breve homenaje a Ramón Carrillo.

Fue un eminente sanitarista argentino y Ministro de Salud Pública que desarrolló el primer plan sanitario nacional. Actualmente, sigue siendo referencia mundial en el área y no hay tendencia dentro de la medicina social que deje de reconocerlo. Además, fue el fundador de la EMESTA (Empresa Medicinal del Estado), el primer laboratorio industrial de Producción Pública de Medicamentos.

Ramón Carrillo fue un médico santiagueño que a los 36 años llegó a ser profesor Titular de Neurocirugía de la Facultad de Medicina, UBA. Sin embargo, abandonó su destacada carrera en la neurobiología para dedicarse a la medicina social, donde no fue menos brillante.

Luego de perfeccionarse en Holanda y Alemania, regresó a Buenos Aires en plena “década infame” (1930-1940), y pudo vivenciar lo que ha sido calificado como el "sistemático saqueo y destrucción que sufría su patria, en un periodo caracterizado por la profunda decadencia moral de la dirigencia, donde se impone la corrupción, el negociado, la enajenación del patrimonio nacional y el empobrecimiento de una gran mayoría poblacional".

Adhiere entonces a la corriente de pensamiento nacional de aquella época y se vincula con su compañero de estudios primarios, Homero Manzi, y otros hombres como Arturo Jauretche, Raúl Scalabrini Ortiz, Armando Discépolo y Enrique Santos Discépolo, referentes de la cultura y de las nuevas ideas nacionales y se asocia con la escuela neurobiológica argentina activa en el Hospicio de la Mercedes y el Hospital de Alienadas, luego hospitales Borda y Moyano.

Como algunos ejemplos de su gestión como ministro, podemos decir que aumentó el número de camas existentes en el país, de 66.300 en 1946 a 132.000 en 1954. Erradicó, en sólo dos años, enfermedades endémicas como el paludismo, hizo desaparecer prácticamente la sífilis y las enfermedades venéreas. Creó 234 hospitales o policlínicas gratuitos. Disminuyó el índice de mortalidad por tuberculosis de 130 por 100.000 a 36 por 100.000. Terminó con epidemias como el tifus y la brucelosis. Redujo drásticamente el índice de mortalidad infantil del 90 por mil a 56 por mil-

Dicen que cuando Carrillo implementó su plan nacional de salud -en la década del 40’-, el eje dominante de su proyecto era la soberanía sanitaria, hecho que se refleja, un poco, en su célebre frase: “Frente a las enfermedades que genera la miseria, frente a la tristeza, la angustia y el infortunio social de los pueblos, los microbios, como causas de enfermedad, son unas pobres causas”.