DEL CONOCIMIENTO A LA ACCIÓN SOBRE TEMAS DE CLIMA

Al igual que en las Jornadas de Extensión realizadas hace unos días en nuestra Universidad, existe una forma de presentación de trabajos en congresos o charlas que difiere de lo tradicional. Vale este otro ejemplo:

“Esta no va a ser una de esas típicas presentaciones con PowerPoint a las que están acostumbrados, en las cuales ustedes absorben pasivamente -si se mantienen despiertos- lo que yo les cuento. Hoy van a tener que jugar”. Rápidamente, el clásico orden que se mantiene durante una charla clásica se rompió. Se formaron los equipos, se establecieron estrategias y surgió la competencia y la diversión. Con ese fin, Pablo Suárez, utilizó unos enormes dados de tela y los fue arrojando, ronda tras ronda. Durante el juego, al igual que en el mundo real, había información, se tomaban decisiones en base a probabilidades y esas decisiones generaban consecuencias que reconfiguraban el futuro. “Jugar involucra a las tripas y al cerebro de un modo mucho más intenso”, aseguró. Los presentes pudieron comprobarlo.

Para Suárez, ingeniero hidráulico de la Universidad Nacional de La Plata y actual director asociado de Investigación e Innovación del Centro de Clima de la Cruz Roja/Media Luna Roja, esta historia comenzó mientras hacía su doctorado en Geografía en la Universidad de Boston. Durante su investigación sobre clima y desastres tuvo que viajar a Zimbabue para explicarle a un grupo de campesinos cómo el fenómeno del Niño altera los patrones de precipitaciones. “Con lo que les contamos, mejoraron sus cosechas un 18 por ciento. Esa puede ser la diferencia entre sobrevivir o morir de hambre. Eso me voló la cabeza porque me di cuenta de que el mundo está lleno de saberes, por un lado, y de gente que sufre por razones evitables, por el otro”.

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