Tomado de: Grupo de Gestión de Políticas de Estado en Ciencia y Tecnología
El arsénico -en forma de sales- se encuentra naturalmente en muchas napas contaminando las aguas para consumo en amplias regiones de nuestro país. Ese problema se ha detectado en áreas de las provincias de Córdoba, La Pampa, Santiago del Estero, San Luis, Santa Fe, Buenos Aires, Chaco, Formosa, Salta Jujuy, Tucumán, La Rioja, San Juan y Mendoza.
Según datos recientes el número de personas expuestas al arsénico, a través del agua para consumo, asciende a *cuatro millones* -
www.sertox.com.ar/modules.php?name=News&file=article&sid=1184
Y esto tiene sus costos en salud, como se menciona en la web de la Secretaría de Ambiente de la Nación: “en los últimos tiempos se ha vuelto dramática en nuestro país la incidencia del hidroarsenicismo crónico regional endémico (HACRE), una enfermedad derivada de la ingestión de agua con arsénico durante períodos prolongados, padecer enfermedades cardiovasculares, dermatológicas y oncológicas” - www.ambiente.gov.ar/?idarticulo=627
Porque para afrontar el problema de contaminación de aguas por arsénico, entre otros, hay que hacer esfuerzos para coordinar que todo el conocimiento disponible pueda confluir en el tema en cuestión, y potenciarlo en su acción. De otra manera, podemos caer en el voluntarismo que, más allá de las buenas intenciones, difícilmente supere un nivel local, cuando lo razonable sería extenderlo a todo el país.
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