2015/2016 COMENZÓ CON INDICIOS DE POSIBLES
EPISODIOS DE EL NIÑO

Extracto nota de Eduardo Sierra (Agroeducación)

El comienzo del nuevo año climático suele traer aparejados cambios notables en el estado de los factores atmosféricos, lo cual, en esta ocasión, se ha dado con mucho vigor. A comienzos de Marzo, el Océano Pacífico Ecuatorial se encontraba en un estado neutral. Pocas semanas después, el Océano Pacífico Ecuatorial se había calentado por encima de lo normal, acercándose rápidamente a lo que podría convertirse en un episodio de “El Niño”. Adicionalmente, se observa un calentamiento del Océano Indico, que podría estar asociado al desarrollo de una fase positiva del Dipolo del Océano Indico (IOD), lo cual suele acentuar los efectos de “El Niño”, produciendo un escenario climático con muy fuertes contrastes:

La Región Oriental del Paraguay, el sur del Brasil, el este de la Región del Chaco, la Mesopotamia, el centro y el este de la Región Pampeana y la República Oriental del Uruguay, observarían tiempo cálido y húmedo, con precipitaciones superiores a lo normal desde Octubre hasta Marzo, con alto riesgo de tormentas severas, con granizo, vientos.

Contrariamente, Bolivia, el NOA, La Región Occidental del Paraguay, la mayor parte de Cuyo y el oeste de la Región Pampeana observarían tiempo seco y extremadamente caluroso, con precipitaciones inferiores a lo normal.

Por su parte, el Océano Atlántico Subtropical continúa caliente, debido a que se encuentra atravesando una fase positiva de larga duración de la Oscilación Multidecadal del Atlántico (AMO), cuyos efectos comenzaron a notarse a partir de 2007 y, probablemente, continúen sintiéndose por unos 20 o 30 años más.

La influencia del calentamiento del Atlántico provoca fuertes tormentas sobre el Litoral Fluvial, pero reduciendo, al mismo tiempo, la llegada de lluvias hacia el interior del área agrícola.

Asimismo, imprime una fuerte irregularidad a la marcha de las precipitaciones, haciendo que se alternen prolongadas rachas de tormentas, que producen el anegamiento de los campos bajos, con igualmente prolongadas rachas de bloqueo, durante las cuales predominan condiciones secas y calurosas, que consumen las reservas de humedad de los suelos.