OBSERVACIÓN DE AVES

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Que un colibrí de nuca blanca haya recorrido 2000 kilómetros desde Bolivia o Brasil y se lo vea en el Delta, es un milagro. Lo es para el ave y para la dueña de Los Pecanes, una hostería ubicada sobre el arroyo Felicaria, a 90 minutos en lancha desde la estación fluvial de Tigre. "Apareció en febrero y ya vinieron 60 personas sólo para ver el picaflor. Muchos eran extranjeros", y reconoce que la convocatoria que provoca el picaflor, visto por primera vez en el país, logró compensar una temporada castigada por el temor a los mosquitos y a que entre los camalotes que poblaron los ríos se camuflaran víboras. Un primer parámetro es que en un año alrededor de 36.093 extranjeros ingresaron al país por el Puerto de Buenos Aires y los aeropuertos de Ezeiza, Jorge Newbery y Córdoba con la intención primaria de ver aves, según se desprende de un informe del Ministerio de Turismo de la Nación. Es decir, 1,3% de un total de 2.776.392

Más allá de esa cifra, los observadores de aves que llegan al país son muchos más. Algunos ingresan por tierra, pero en las oficinas de Migraciones no existe la opción de consignar que la motivación del viaje es ver alguna de las 1000 especies de aves que hay en la Argentina, algo así como el 10% de todas las que hay en el mundo. Se asegura con firmeza que la Argentina empieza a ser vista como un lugar "muy atractivo" para este segmento del turismo mundial, que mueve al año U$S 7000 millones, según BirdLife, una organización internacional dedicada a la protección de las aves.

Perfil del observador. Por lo general ingresan por Buenos Aires, visitan la reserva Costanera Sur, y siguen un recorrido por varias provincias que le toma en promedio 15 días. Tres de cada diez visitantes vienen de Estados Unidos o Canadá, y otro tercio de Europa, principalmente de Inglaterra. La mayoría tiene más de 45 años. Casi la mitad se aloja en hoteles 4 y 5 estrellas, y en promedio gastan U$S 110 por día. Además de Buenos Aires, las regiones que más visitan son la Patagonia, el Litoral y el NOA. "Los atrae el chajá, los ñandúes, los picaflores, los pingüinos. Pero es difícil hacer una enumeración puntual. En el país existe una diversidad muy interesante", agrega González Táboas.

La facilidad con la que se pueden ver aves en el país, es decir sin necesidad de iniciar un safari, y la cantidad de especies que los aficionados pueden sumar en una estadía promedio es uno de los beneficios que ofrece Argentina como destino para este segmento de turismo. "En promedio, un turista acompañado por un guía puede registrar 350 especies. Y sólo en la Costanera Sur, que está a un paso de muchos hoteles, pueden sumar 300. Eso es único en el mundo", sentencia Matarasso, que de las 1000 especies locales lleva vistas 638, lo que lo ubica entre las 20 personas que más especies vieron en la Argentina.