ARGENTINA BATALLA POR LAS SEMILLAS

Extracto nota Carlos Vicente. Texto completo: Red nacional de acción ecologista

Los Derechos de Propiedad Intelectual sobre las semillas enfrentan a Monsanto con los productores de soja. Los grandes exportadores del grano actúan aliados a Monsanto. El resultado será una nueva Ley de Semillas que tendrá a agricultores familiares y campesinos como principales víctimas. Cuando en junio del 2012 el gobierno argentino anunció su acuerdo con Monsanto para, entre otras cosas, autorizar el cultivo de la soja resistente al glifosato y productora de la toxina Bt (Soja intacta rr2 pro) desató una batalla entre la corporación y los grandes y pequeños productores de soja que aún no ha concluido y que sin lugar a duda intenta ser el telón de fondo para dar un paso más en la privatización de las semillas.

La autorización de la nueva soja puso en el centro de la escena a los Derechos de Propiedad Intelectual sobre las semillas ya que en Argentina conviven en este momento dos sistemas que permiten la privatización y el monopolio sobre las mismas: Por un lado, una Ley de Semillas del año 1973 (Ley 20247) que sigue vigente y que instituyó los Derechos de Obtentor sobre las semillas pero resguardando el uso propio y la posibilidad de realizar investigación sobre las semillas registradas con título de propiedad. La Ley expresa claramente que "No lesiona el derecho de propiedad sobre un cultivar.... quien reserva y siembra semilla para su propio uso”. Por otro, en el año 1996 se modificó la Ley de Patentes aprobándose la Ley N.º 24572 que abrió las puertas para el patentamiento de organismos producidos a través de la ingeniería genética. Las semillas no pueden ser patentadas, pero si los transgenes que contienen.

Conclusiones. Esta disputa entre sectores poderosos del agronegocio por la distribución de una parte de la inmensa renta que los commodities ofrecen en la actualidad esconde detrás el propósito de fortalecer el control corporativo y la mercantilización de todas las semillas. En esta disputa los grandes monstruos corporativos lograrán acuerdos satisfactorios mientras las semillas criollas y nativas seguirán siendo víctimas de esta apropiación. Y serán las campesinas y campesinos, los productores familiares y agroecológicos los que sufrirán las consecuencias de las nuevas normas que se impongan.

El caso de Argentina debe servir como espejo para poder mirar integralmente las consecuencias de un modelo, los mecanismos que se utilizan para imponer las nuevas leyes y también las distintas vías para la resistencia que hasta el presente han dado sus frutos, impidiendo este avance en la privatización de las semillas.