GLIFOSATO, OTRA VIL DEFENSA

Tomado de RENACE

El editorial “Glifosato, otro vil embate” del diario La Nación del sábado 7 de julio, con motivo del juicio que se lleva a cabo en Córdoba contra dos productores y un aeroaplicador de pesticidas, se sustenta en falacias que suelen utilizar quienes se benefician con el sistema agroalimentario transgénico, y otras más novedosas.

VIL, según el diccionario de la RAE, significa: 1. Abatido, bajo o despreciable. 2. Indigno, torpe, infame. 3. Dicho de una persona: Que falta o corresponde mal a la confianza que en ella se pone.

Llama la atención la recurrente campaña contra un agroquímico legalizado cuyas virtudes son reconocidas mundialmente. La Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos tiene dicho que el cuestionado agroquímico es de un grado de toxicidad III, es decir, "ligeramente tóxico" si se lo inhala o entra en contacto con la piel.

Es notable que se pretenda difamar sin pausa a empresas de la más alta tecnología mundial y a usuarios de productos que han sido legalizados por las autoridades nacionales, provinciales y municipales. ¿Por qué los críticos no comienzan por denostar a los poderes públicos de incumbencia? Sabemos que sin la batería de agroquímicos legitimados por las autoridades se esfumarían los márgenes extraordinarios de productividad alcanzados en la última década por el campo, no sólo con la soja, sino con otros cultivos también.

¿Es, acaso, esto lo que incomoda a un renovado nihilismo: escándalo por generar más alimentos y ahora, además, los combustibles que se logran con el biodiésel y el etanol?

Además, justifica el uso de pesticidas en el mínimo carácter tóxico del encendido de un auto, y los perjuicios que ocasionan los residuos esparcidos en nuestras ciudades, y en los medicamentos que se ingieren fuera de las modalidades prescriptas.

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