YA GASTAMOS EL PRESUPUESTO 2012

La nota es más larga que lo habitual, pero no está disponible en otros sitios por ello la incluimos completa. Mayor información: fmilano@vet.unicen.edu.ar

El indicador "Huella ecológica", basado en mediciones físico-químicas y biológicas, permite medir la demanda de recursos naturales que tiene una persona o grupos de personas en un período determinado. Cuando se analiza el de toda la población mundial en un año y se lo cruza con los bienes y servicios naturales que genera el planeta, da un balance. Digamos que, dado que consumimos mucho más de lo que el sistema puede generar (1,5 veces más), ayer, 22 de agosto, se nos acabaron los recursos para 2012. Desde hoy hasta el 31 de diciembre viviremos "vendiendo el capital" natural de esta empresa global llamada planeta.

Muchos (muchos) hablan de crecimiento económico. De aumentar la producción. Si bien es cierto que hay prácticas que mejoran la calidad ambiental y aumentan la producción ese no es, sin duda, el eje de quienes promueven el crecimiento económico como objetivo. Sería interesante conocer las bases físicoquímicas y biológicas que fundamenten esta visión porque bajo el actual conocimiento científico, es imposible. Sólo como ejemplo tenemos en nuestros suelos un déficit anual de macronutrientes ( N, P, K, S) por no reposición de alrededor de 3500 millones de dólares (en 2009), sólo en la zona agrícola y por los principales cultivos de cosecha. Esto es sólo la deuda que se nos genera con productos que se pueden comprar en la agronomía de la esquina. Imaginemos si le sumamos los costos económicos por: pérdida de productividad por erosión, roturas de caminos y puentes por erosión hídrica, contaminación de suelos y aguas,trastornos hidrológicos regionales por la sojización que generan inundaciones de tierras y localidades, expansión de enfermedades infecciosas, parasitarias y metabólico-carenciales por alternaciones ambientales, tormentas de arena por erosión eólica que generan trastornos respiratorios y oculares en ciudades como Bahía Blanca, millonarios costos para drenar puertos por la enorme sedimentación fruto de la erosión hídrica (por ejemplo desde la región Chaqueña a los puertos del Paraná). Ni hablar de los costos económicos por contaminación atmosférica que impactan en el cambio climático. Ni hablar de los costos económicos de los problemas de migración rural y creación de cinturones de pobreza con sus consecuencias de desnutrición, inseguridad, desempleo, degradación cultural. Ni hablar del sufrimiento humano de todos estos problemas. Ni hablar del sufrimiento de billones de seres que habitan a nuestro alrededor...

3500 millones de dólares sólo de macrominerales que les regalamos a los chinos y europeos en la soja y algún otro producto. Alrededor de 10.000 millones de dólares anuales dejan las retenciones a las exportaciones agropecuarias...

Vivimos en un espejismo donde seres muy inteligentes nos estamos engañando con todo éxito. Manipulación económica le dicen algunos. Intereses políticos le dicen otros. Comodidad le dicen algunos otros. Si mezclamos las tres: combinación perfecta para el fracaso que arrasa con la vida. Sigámonos mintiendo. Tal vez logremos mentirnos sobre nuestra propia muerte.

Hasta tanto alguien demuestre lo contrario con sólidas bases científicas fisico-químicas y biológicas no se puede seguir creciendo económicamente sobre la base del consumo de bienes. Hay que estabilizar la producción de bienes. Hay que bajar el consumo de bienes. Y para los que pertenecemos a clases medias como la nuestra, mucho.

Pero la tecnología solucionará muchos de estos problemas? Sí, lo ha hecho y lo está haciendo. Buena noticia. Pero va prendida de una mala: no solucionará la ambición humana. A pesar de los grandes avances en tecnologías limpias en los últimos años el panorama es cada vez más negro: estamos demandando 1,5 planetas y demandaremos 2 para 2030. No sé qué pasará en 50- 100 o mil años... Por ahora, salimos a la calle y esta es nuestra realidad. Para el hombre o el pato que murió ayer por un contaminante ambiental ya es demasiado tarde. Para los que murieron con una bala en el pecho por la posesión de recursos naturales cada vez más escasos, también.

Sigamos trabajando...Con todo respeto, Fernando Milano